“Es aconsejable hablar de nuestros sentimientos y pensamientos manteniendo una posición no negativa, sino ajustada a la realidad teniendo en cuenta nuestras emociones e interpretándolas adecuadamente”

Desde que comenzara esta pandemia que puso al mundo en jaque y a la enfermería y resto de sanitarios en una situación de vulnerabilidad, el Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Jaén (ICOEJ) y el Colegio de Psicólogos de Andalucía Oriental acordaron ofrecer cobertura psicológica gratuita a todos los enfermeros que lo solicitaran. Se han vivido momentos realmente duros y dramáticos y los profesionales de la enfermería han estado en primera línea sufriendo desde el primer momento. Con esta medida se pretende ayudar a los sanitarios que están viviendo situación de estrés y ansiedad en el marco de la pandemia del coronavirus. Para hacer uso de este Gabinete de Atención Psicológica ante el Covid-19 se habilitó el teléfono 851 000 520 que está operativo todos los días desde las 8 de la mañana a las 12 de la noche.

Durante esta crisis del coronavirus, los profesionales de la enfermería se enfrentan a diario a retos como la elevada demanda asistencial, el riesgo de infección, situación de trabajo con equipos insuficientes e incómodos, gran estrés en las zonas de atención directa y exposición al desconsuelo de las familias. Además del número de profesionales que se encuentran en situación de confinamiento, bien por contagio o con carácter preventivo, lo que les puede comportar sufrimiento emocional.

Hablamos con Rocío Cobo Gutiérrez, psicóloga y vicedecana del Colegio de Psicología de Jaén.

¿Cómo ha afrontado esta situación?

Desde el comienzo del confinamiento, el Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental fue consciente de que teníamos que dar un servicio a la sociedad, y en tiempo récord creó una plataforma telefónica y un equipo de recepción de llamadas con un número gratuito.

¿Han sido muchos los profesionales que han utilizado este servicio?

Sí, al principio se recepcionaron las llamadas de sanitarios y cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Posteriormente, este servicio se extendió a cuidadores de residencias de tercera edad, y finalmente se asignó otro número de teléfono para familias.

¿Cuáles eran las principales inquietudes que planteaban?   

La mayor parte tenía que ver con estados de ansiedad, angustia y miedo. También agotamiento emocional, ataques de pánico y sentimientos de soledad y culpa.

¿Qué consejos nos puede ofrecer?

Ahora estamos más relajados, quizás demasiado, y sobre todo ya sabemos a qué nos enfrentamos, estamos más preparados, sabemos de la necesidad de llevar las mascarillas, mantener las distancias de seguridad y el lavado continuo de manos. También somos más críticos con la información que nos llega de los medios de comunicación y controlamos esta situación de forma más adecuada que en la primera ola. Nos parece adecuado mantener los contactos a través de las redes sociales u otros espacios de comunicación ya que de forma presencial es todavía difícil, y hablar de nuestros sentimientos y pensamientos manteniendo una posición no negativa, sino ajustada a la realidad teniendo en cuenta nuestras emociones e interpretándolas adecuadamente. Hay que revisar la alimentación y dormir lo necesario aprendiendo estrategias de relajación.