Hace unos días despedíamos a uno de los grandes profesionales de la Enfermería de nuestra provincia. Un precursor de la Enfermería Comunitaria, de la Atención Primaria, de la humanización en los cuidados sanitarios. Antonio Frías Osuna, enfermero, licenciado en Antropología Social y Cultural, doctor por la Universidad de Granada y profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Jaén ha sido, es y será un hombre cuyo nombre se escribe con letras indelebles en la historia más reciente de nuestra profesión.
En plena ola de calor la noticia nos dejó el corazón helado. La profesión, su alumnado, los que hemos tenido la gran fortuna de disfrutar de su amistad nos sentimos desolados. Lamentamos profundamente la pérdida de un buen hombre que ha destacado siempre por su profesionalidad, también por su escrupuloso rigor en las diferentes facetas laborales a las que se ha dedicado, enseñando, investigando, tratando a personas con esa mirada franca, directa, de maneras sencillas y educadas ¡Cuánto te vamos a echar de menos, querido amigo! Personalmente, a él me unen infinidad de anécdotas desde bien jóvenes, casi niños. Después, los avatares de la vida nos llevaron a elegir la misma profesión en la que nos hemos encontrado y reencontrado, en la que hemos crecido personal y profesionalmente. Tengo en mi recuerdo largas e interesantes charlas con Antonio, muchos momentos vividos con intensidad.
Nuestro pesar por su fallecimiento me lleva inevitablemente a tener en mis pensamientos, casi constantemente desde que me enteré de la triste noticia, a su esposa, a nuestra compañera matrona, nuestra querida Dori y a su familia. Todo nuestro apoyo, el de la profesión, el del Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Jaén y por supuesto el mío propio y el de mi familia para Dori, a la que no cesan las muestras de arropo, de cariño y los ánimos para sobrellevar esta dura pérdida.
Antonio era único. Ejemplar. Un espejo en el que mirarse. Su alumnado lo recuerda como uno de los mejores profesores y sus compañeros como un profesional excelente del que aprender siempre. Sus amigos hemos sido unos auténticos afortunados porque la vida nos ha brindado la oportunidad de disfrutar de su amistad y confianza y eso ya es un regalo al que aferrarnos.
José Francisco Lendínez Cobo, presidente del ICOEJ