La suspensión temporal de la administración de la vacuna de AstraZeneca en numerosos países de Europa, entre los que se encuentra España, ha propinado un duro golpe a la mayor campaña de la historia. Unos posibles efectos graves secundarios originados en algunos pacientes que habían recibido la primera dosis han hecho que el Ministerio de Sanidad junto con las comunidades autónomas hayan decidido paralizar dos semanas la administración de esta vacuna.
Desde el Consejo General de Enfermería y la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC) piden prudencia a la sociedad y recuerdan que esta vacuna ha pasado todos los controles de la Agencia Europea del Medicamento.
“La llegada de la vacuna de AstraZeneca fue una gran alegría para luchar contra esta crisis sanitaria que dura ya más de un año. Nuevas dosis que nos acercaban todavía más al objetivo de vacunación fijado por el Ejecutivo. Ahora, este parón supone un jarro de agua fría. Aun así, pedimos cautela porque decisiones así se suelen producir cuando se ponen en marcha medicamentos o vacunas”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, que insta a la sociedad y a los gobiernos de toda Europa a esperar el resultado de los estudios que se están haciendo con respecto a los efectos adversos surgidos en algunas personas.
Desde que comenzó la vacunación con AstraZeneca en España se han administrado un total de 939.534 dosis a menores de 55 años, que, en estos momentos, esperan la segunda dosis para completar la pauta fijada para la inmunización.
“Lo primero, queremos mandar un mensaje de calma. Es importante que se sepa que el número de incidentes de este tipo son de uno por millón de dosis administradas. Además, actualmente, tampoco se tiene la seguridad de que estén relacionados con la vacuna. Esta paralización demuestra que los sistemas de farmacovigilancia funcionan muy bien y al detectarse estas reacciones se han empezado a estudiar a fondo”, asegura José Antonio Forcada, presidente de ANENVAC.
Asimismo, critica, una vez más, la falta de coordinación en un momento como este. “Lo realmente problemático es que no ha habido unión entre los países europeos porque la tanto la OMS como la EMA decían que se continuase y algunos comenzaron a cancelarlo por su cuenta y riesgo. La presión por parte de los políticos y el miedo a que se vaya el tema de las manos han sido el detonante. Ojalá pronto se pueda reanudar la vacunación y se demuestre que no hay una causalidad entre los eventos adversos y las vacunas”, subraya.
Este parón, además de retrasar la campaña, trae consigo también una infundada mala publicidad entre la sociedad. De hecho, son muchas voces las que se han alzado negándose a inocularse esta vacuna. “En un momento como el actual, en el que todo gira en torno al COVID-19 es normal que surjan voces discordantes, pero debemos tener claro que las autoridades sanitarias jamás aprobarían algo que pudiese ser perjudicial para la salud de la mayor parte de la población. Además, es importante que valoremos también los riesgos y los beneficios de los tratamientos y, en este caso, se ha demostrado que los beneficios son mucho mayores”, puntualiza Pérez Raya.
De la misma forma se expresa Forcada, que considera que, “en el hipotético caso de que los efectos pudieran tener relación con la vacuna, hay que valorar los beneficios y el riesgo, saber cuántas personas han tenido reacciones y en que grupos se han producido (para no vacunar a estos grupos) y a cuántas estamos salvando”.
A la espera de los resultados, las enfermeras piden vigilar posibles síntomas graves a aquellos que ya tengan la vacuna administrada. Cefalea intensa, visión borrosa, pérdida de fuerza o sensibilidad, alteración de la marcha son síntomas que podrían ser sospechosos de trombosis de senos venosos cerebrales. Además, edema de papila, hemiparesia, alteración oculomotora, dismetría o ataxia, afasia o disartria y bajo nivel de conciencia son signos de alarma.