Las enfermeras dan las claves para el cuidado de la barrera cutánea, esencial para la protección frente a agentes externos como virus y bacterias

barrera cutánea

Con el objetivo de contribuir a la formación en el cuidado de la piel, las enfermeras ofrecen consejos dirigidos al mantenimiento de la función barrera de la piel, una función vital de nuestra epidermis que se ve alterada en problemas tan frecuentes como la xerosis o sequedad de la piel y patologías como la dermatitis atópica, la psoriasis, la ictiosis o el acné.

Esta nueva iniciativa forma parte de la campaña “En la piel de la enfermera” y cuenta, además de con seminarios y cursos, con una infografía y un vídeo que son de libre acceso y están ya disponibles en la web del Consejo General de Enfermería y en Canal Enfermero. El objetivo es el de llegar al mayor número de profesionales posible, potenciando el interés y la formación en todo lo que se refiere al cuidado de la piel con el fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Y es que los problemas de la piel son muy frecuentes, tanto que se estima que más de la mitad de la población sufre alguna patología de este tipo a lo largo de su vida. Además, como se explica en el marco de esta campaña, el último año y medio, marcado por la pandemia, ha supuesto un incremento de los problemas relacionados con la piel en parte por el uso continuado de las mascarillas y geles alcohólicos, pero también por la ansiedad y el estrés generados, ambos factores con un claro impacto negativo en la piel.

Los materiales recogen información sobre qué es la barrera cutánea y cuáles son sus funciones, se explica el papel fundamental de las ceramidas en su mantenimiento y las principales patologías y afectaciones en las que hay una alteración de la barrera cutánea.

En la infografía y el vídeo se detallan también cuáles son el tipo de productos más adecuados para el correcto mantenimiento de la barrera cutánea y los cuidados que se deben recomendar a estos pacientes.

Así, se insiste en cuestiones como la hidratación diaria y la utilización de fórmulas que sean emolientes, sobre todo cuando haya una mayor afectación de la piel. Se recomienda también que el agua del baño o la ducha esté templada y que para secarse no se frote la piel, sino que se haga mediante pequeños toques.

Se incluyen asimismo otras recomendaciones relacionadas, por ejemplo, con el tipo de ropa, optando por aquella que sea holgada, transpirable y de algodón.